La homosexualidad en la danza es un común denominador que arropa la mentalidad de la mayoría de las personas. Pensar en danza es pensar en la conducta y preferencia sexual de la persona dedicada a la danza.
Resulta interesante que la apreciación general de la homosexualidad se piensa, no hacia las mujeres, sino hacia los hombres, es decir, todo aquel hombre que se dedique a la danza es homosexual.
Realmente quiero detenerme aquí, no soy una experta, pero tengo mi perspectiva como bailarina, como amiga de bailarines y como familia de un bailarín.

A mí, Rosa, me parece que esta creencia generalizada de homosexualidad hacia los bailarines va, específicamente, dirigida a los bailarines de ballet clásico; ya que esta rama de la danza, madre de todas, tiene su verdadero centro en la sutileza y delicadeza que implican sus movimientos, así como la tipología y estilo de vestuario que, al verlo, evoca en tu mente la femineidad y lo sutil.
Diferente el caso para la mujer, sin esa generalidad de homosexualidad mal estipulada, ya que en la mujer es inherente su condición de femineidad y sutiliza, por ende, se cree erradamente que no tiene por qué ser homosexual.

Ahí también la diferencia respecto a otros géneros de la danza como flamenco, jazz, urbano, entre otros; con cuya práctica no se asocia, generalmente, la homosexualidad. Es aquí donde viene el «stop» a pensar; ¿Por qué unos si son homosexuales y otros no? Es interesante. Asumo que, será por cuestiones de vestuario e incluso los estilos musicales son diferentes, más fuertes o modernos.
Sin embargo, tengo amigos bailarines e incluso un primo bailarín y no es una norma ser homosexual. Habrá quienes si lo sean y los que no. Por eso hago hincapié en que no es una norma, el mundo es diverso.

Aquí debemos detenernos, ya que incluso sucede en el seno del hogar, que padres bastante extremos y radicales reprimirán a su hijo si manifiesta un interés en ser bailarín, por querer evitar que en el futuro sea homosexual, considero esto un gran error, porque estaríamos educando a un ser que podría llenarse de frustración en su vida. Ni evitar que baile, ni bailar, están relacionados con las preferencias de cada persona.
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Así que, dejemos vivir y bailar con libertad; la homosexualidad es otro cuento.
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